La soledad no deseada, una problemática cada vez más
presente en nuestros mayores
- Al menos 35 personas mayores han perdido la vida en la soledad de sus hogares en lo que llevamos de año
- La entidad pide reflexionar sobre la situación vivida en las residencias durante la crisis sanitaria
- Queremos hacer un llamamiento a la sociedad, especialmente a los jóvenes y adultos para que tomen conciencia y se preocupen por sus mayores
Desde Fundación Amigos de Galicia queremos alertar, una vez más, de la situación de soledad y abandono que están sufriendo nuestros mayores ante las últimas noticias de personas que siguen apareciendo muertas en sus domicilios y el aumento de nuevos casos y rebrotes de coronavirus que han vuelto a surgir.
La vulnerabilidad de nuestros mayores durante la crisis del COVID-19
Un ejemplo claro de cómo la soledad afecta a nuestros mayores se ha podido ver a consecuencia de la crisis sanitaria del coronavirus, que convirtió a este colectivo en el más vulnerable, no solo por el riesgo que la enfermedad supone para su salud, sino también por la situación vivida durante los meses de confinamiento, durante los cuales tuvieron que estar en sus casas, alejados de sus familias (aquellos que las tienen) con la única compañía de un televisor o una radio que no dejaba de dar malas noticias que afectaron a su estado de ánimo.
Durante el confinamiento estas personas vieron cómo su salud física y su capacidad cognitiva se vio deteriorada por la falta de movilidad, por tener que renunciar a sus tratamientos o por ver descuidada su alimentación, dependiendo de vecinos/as y entidades que les llevaban la compra o los medicamentos de la farmacia.
También su salud emocional se vio gravemente afectada, ya que al sentimiento de soledad se unía el pesimismo derivado de la incertidumbre y el estrés de no saber qué va a pasar y estar expuestos continuamente a las duras y dramáticas noticias que inundaban los medios de comunicación, y al hecho de ver como personas de su generación, amigos y conocidos, perdieron la vida a consecuencia de la enfermedad. Esta situación agravó su estado de ánimo aumentando los casos de ansiedad y depresión.
En Fundación Amigos de Galicia, durante los meses más crudos de la crisis del Coronavirus y también en la actualidad estamos atendiendo las solicitudes de ayuda de personas mayores vulnerables que precisan mantener cubiertas sus necesidades básicas, realizando entregas periódicas de alimentos y productos de higiene personal y del hogar. Miembros y personal de la entidad también han estado realizando un seguimiento telefónico de estas personas para asegurarse de que se encontraban bien anímicamente.
El drama de las residencias
Una de las situaciones más alarmantes de las sucedidas durante la crisis sanitaria tiene como foco las residencias de personas mayores en donde, según señala en Ministerio de Sanidad, entre el 6 de abril y el 20 de junio fallecieron el 69% de las víctimas por COVID-19 de toda España.
Muertes que en la mayoría de los casos se produjeron en soledad. Personas que vieron cómo sus vidas se apagaban sin poder despedirse de sus allegados por la inexistencia de planes y protocolos de actuación y que vieron como se les denegaba la atención hospitalaria, abandonados por las instituciones.
Estas personas pasaron sus últimos días de vida sin la atención médica y psicológica adecuada, en espacios cerrados, sin poder salir de sus habitaciones, sin cuidados paliativos, padeciendo situaciones inhumanas que atentaban contra su propia dignidad.
Un informe recientemente publicado de Médicos Sin Fronteras señala que la crisis vivida en las residencias de mayores obedece a problemas estructurales y sistemáticos relacionados con el modelo de residencias y a la falta de anticipación y la descoordinación entre múltiples interlocutores: Consejerías, Seguridad Social, Ayuntamientos y entidades.
Aluden a que la falta de anticipación, de formación, la carencia de EPIS y la falta de organización son las principales causas de la situación vivida en estas residencias.
Por ello, ante la aparición de nuevos rebrotes hacemos un llamamiento a las instituciones para que tomen las medidas adecuadas para evitar que el drama vivido hace tan solo unos meses por cientos de personas que a pesar de su edad perdieron su vida de forma prematura vuelva a ocurrir.
El Drama de la Soledad no deseada
La soledad no deseada es un problema que nos afecta al conjunto de la sociedad ya que el 25% de la población gallega tiene más de 65 años por lo que está visto que si no se toman medidas rápidas esta problemática seguirá aumentando.
Se trata de una problemática que es preciso atajar cuanto antes tanto por parte de la administración, como por la sociedad civil , organismos y entidades.
Es necesario que todos arrimemos el hombro para ayudar a una generación que a consecuencia de la soledad no deseada en la que se encuentra se está volviendo cada vez más vulnerable.
Problemas de salud derivados de la soledad
Hay que tener en cuenta que la calidad de vida de las personas mayores no solo se mide por su estado de salud físico, sino también por su salud anímica. Son muchos los estudios elaborados por profesionales que señalan que la soledad no deseada que viven muchas de estas personas se traduce en problemas de ansiedad y depresión, esta última aparece más en mujeres.
También la soledad afecta a la salud física, ya que viene unida en muchos casos a la gestión del miedo, la seguridad y el control sobre la vida lo que se puede traducir en un aumento de la tensión y los problemas vasculares.
Además, las personas que viven en soledad, según apuntan desde la Sociedad Española de Geriatría, tienen más riesgos de sufrir una muerte prematura. Esto se debe a que la soledad afecta al estado de ánimo de estas personas y dejan de cuidarse, de alimentarse como es debido o de tomar su medicación y seguir sus tratamientos.
En otras ocasiones, las muertes prematuras se deben a problemas de salud o accidentes que no son detectados a tiempo, ya que estas personas viven solas y no pueden llamar a emergencias.
La muerte en soledad en el propio hogar
Lo anteriormente expuesto se refleja en el gran número de personas que aparecen muertas en sus casas cada año, que pierden la vida en soledad, y son halladas días, semanas e incluso meses después de su fallecimiento por allegados o, en la mayoría de los casos, por los servicios de emergencias alertados por vecinos/as que se extrañan de no haberles visto o, en ocasiones más dramáticas, que perciben olores procedentes de las viviendas fruto de la descomposición de los cuerpos.
En 2019 al menos 39 personas mayores de 65 años que vivían solas en sus domicilios fueron encontradas muertas en sus casas en Galicia.
Se trata de un dato alarmante que se prevé que aumente ya que en lo que llevamos de año son al menos 35 las personas que han perdido la vida en la soledad de sus hogares.
Lo más preocupante es que en muchos de estos casos estas vidas podrían haber sido salvadas ya que las muertes obedecen a accidentes o problemas de salud, principalmente infartos o ictus, que de haber sido atendidos a tiempo podrían haber desencadenadola salvación de estas personas.
Aunque se trata de una cifra alarmante, desde la entidad somos conscientes de que este dato puede ser incluso mayor, ya que no existe una fuente oficial en la que se recojan estos casos y solo pueden se pueden contabilizar a través de aquellos más mediáticos que aparecen en los medios de comunicación.
La semana pasada el IMELGA (Instituto de Medicina Legal de Galicia) presentó su memoria de 2019 en la que se recoge el número de muertes investigadas en Galicia pero no se detalla cuáles son de personas mayores de 65 años que fallecieron solas en sus domicilios.
Algo urgente y necesario es la elaboración de un censo que permita conocer los casos de las personas mayores que viven en soledad no deseada en todos los municipios gallegos para que puedan ser atendidas tanto por la administración como por entidades prestadoras de servicios sociales.
Una problemática presente en el rural y las ciudades
La soledad no deseada es un drama que se vive de forma diferente en el rural que en las ciudades. En los entornos urbanos esta problemática se acrecienta ya que las relaciones vecinales no son tan significativas como en el rural, en donde los núcleos familiares están más unidos y los vecinos/as se conocen y socializan con frecuencia lo que hace que echen en falta a estas personas cuando no las ven habitualmente y alerten a sus allegados (en el caso de que los tengan) o a los servicios de emergencias.
Un claro ejemplo es que la mayoría de los casos en los que las personas mayores mueren en la soledad de sus hogares y son encontradas tiempo después tienen lugar en ciudades, un ejemplo son los 7 casos que han sucedido en Santiago de Compostela y los 7 de la ciudad de Ourense que han sido publicados en medios este 2020.
No obstante, en las zonas rurales las casas están más separadas y las personas mayores que viven en soledad dependen más de la ayuda de terceros para poder ir a la compra, a la farmacia e incluso al médico.
Desde Fundación Amigos de Galicia consideramos que es necesario crear una red de apoyo vecinal para que las personas que viven esta situación puedan fomentar su sociabilización y tengan a personas cercanas de referencia a las que acudir en caso de necesitarlo.
Según datos del INE, en Galicia 130.000 personas mayores de 65 años viven solas en sus hogares, de las cuales 93.000 son mujeres y 36.200 hombres. Además, otros 110.000 hogares pertenecen a matrimonios mayores sin hijos/as, que a pesar de vivir acompañados también sufren las consecuencias de la soledad y el abandono social.
Somos conscientes de que muchas de estas personas viven en soledad por decisión propia, porque no quieren abandonar los hogares en los que vivieron toda su vida con sus familias o parejas, que en muchos casos ya se han ido, y su hogar es lo único que les queda, un lugar en el que se pueden aferrar a sus recuerdos y donde siguen teniendo sus hábitos y costumbres. Otros casos, son los de las personas que sí están dispuestas a dejar sus casas pero no disponen de una pensión o recursos suficientes para costear una residencia.
También hay casos en los que las personas de edad avanzada viven en soledad deseada porque son personas independientes y autónomas que se valen por sí mismas. Son estas mismas personas las que en muchos casos, se ofrecen para ayudar a otras personas mayores que sí necesitan esta ayuda.
Por todo ello, con este comunicado desde Fundación Amigos de Galicia queremos defender la necesidad de garantizar los derechos de las personas mayores en todos los escenarios posibles, garantizando sus derechos y autonomía. Es fundamental replantear el modelo de las residencias actuales, así como diseñar políticas sobre el aislamiento de las personas mediante medidas de acompañamiento que deben evitar que se vuelvan a repetir las dramáticas situaciones vividas los últimos meses por las personas mayores, y la vulneración de sus derechos, ahora y siempre, tanto en los domicilios como en los centros residenciales.
Consideramos que es un papel clave que debe estar liderado por las administraciones, que son las que disponen de los recursos necesarios para poder hacerlo efectivo.